son demasiado diversas como para brindar un fundamento seguro para dichos análisis. Así, un predicador se conforma a menudo con el enfoque general o los matices del texto y su exposición carece de la precisión y claridad que entusiasme a la congregación con la Palabra de Dios. Las generalidades aburridas son una maldición en la mayoría de los púlpitos. La predicación expositiva, consiguientemente, cae en desuso y se desaprueba. Digo que se desaprueba porque a menudo tendemos a protegernos de las
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